El momento ése de volver a casa con nuestro bebé implica montones de cambios en nuestra vida. Los evidentes derivados de una nueva personita en casa que nos necesita para todo, y otros algo más frívolos pero que son igualmente importantes: qué ha pasado con nuestro cuerpo.
La primera recomendación pasa por olvidarnos de probarnos nuestra antigua ropa prebarriga. Aunque no hayamos engordado prácticamente nada durante el embarazo, inmediatamente después de dar a luz no nos va a sentar bien todavía. El cuerpo aún no ha vuelto a su ser original. Poco a poco. No es necesaria la prisa.
No existe un método infalible que nos haga volver a exactamente el mismo perfil que teníamos. Lo importante es no obsesionarnos con esa idea y tomarlo con calma. De manera natural, al año de dar a luz todo vuelve a su sitio. Y si queremos que sea antes, hay pequeñas cosas que podemos ir haciendo.
Influye mucho el peso que hayamos cogido durante el embarazo. No es lo mismo tener que perder 4 kilos que 14. Cuidarse a lo largo de los 9 meses es positivo y no sólo por el peso: ayuda a tener un parto mejor (aunque no es determinante, sí influye), y sobre todo un postparto más llevadero (el cuerpo, al estar en forma, sufre menos durante el parto y el cansancio posterior es menor), hacer ejercicio equilibra un poquito más las hormonas locas, y sobre todo, nos da una rutina importante para que una vez que hayamos dado a luz y el bebé trastoque nuestros horarios, podamos seguir cuidándonos en la medida de lo posible.
Una vez que nuestra matrona nos lo permita (según el parto que hayamos tenido), podemos comenzar a aplicarnos cremas específicias reafirmantes. No son milagrosas, pero ayudan. Beber mucha agua, para eliminar lo antes posible y tomar fruta y verdura. Y en cuanto podamos, recuperar el momento para hacer ejercicio. Al mes de dar a luz en un parto normal y sin complicaciones, podemos volver a nadar. También el yoga. Y por supuesto, los paseos con nuestro bebé.
Pasados los primeros cuatro meses, podremos volver a correr (o a trotar), comenzar a hacer abdominales, ejercicios de tonificación... por supuesto, todo sin exceso. Poco a poco, en esos pequeños huecos que nos deja el bebé. Y esfuerzos en no caer en el consumo compulsivo de chocolate en los momentitos de bajón, tan normales.
Todo depende de cada una, de los tipos de cuerpos (los hay que se recuperan de forma natural, sin nada especial), de la alimentación, del ejercicio... pero siempre sin pasarse. Lo más importante es estar bien, sentirnos bien. Tener hijos no tiene que significar que renunciemos a nuestro estilo habitual, ni a nuestro cuerpo de siempre. Eso sí, sin obsesionarnos. Hay que darse tiempo. No es el momento de mirar cánones.
¡Que tengáis un buen día!
Ésta es nuestra web: diseños especiales para mamás y bebés con estilo